Al norte del departamento, sobre las estribaciones de la cordillera Oriental y en medio de majestuosas montañas, colinas y valles, se levantan imponentes cinco municipios que son testigos gloriosos de uno de los acontecimientos más importantes de la historia republicana de la Nación: la Gran Convención de Ocaña.

confluyen un glorioso pasado, un presente pujante y un prometedor futuro. Suelo testigo de históricos sucesos para Colombia: cuna del prócer de la independencia General Francisco de Paula Santander –el hombre de las leyes, espacio por donde transitó en numerosas ocasiones el Libertador Simón Bolívar acompañado de las tropas patriotas, escenario de batallas que contribuyeron a sellar el proceso emancipador, sede del Congreso en el que se proclamó la formación de la Gran Colombia. Sus calles y casas, sus plazas y parques, templos y edificios guardan historias que al conocerse, causan admiración y enaltecen el sentido de identidad nacional. La Playa de Belén, espacio mágico cobijado por los majestuosos Estoraques, siempre engalanada con la belleza de sus calles y casonas, de vida apacible y andar tranquilo. Ábrego con sus campos en flor, sus embrujadas Piedras Negrasy el inmenso valle bordeado de cerros y peñascos. Río de Oro, cruce de camino entre Norte de Santander y el departamento del Cesar, de larga historia y protegida por la bendición de la Virgen del Rosario. El Carmen, joya arquitectónica y lugar donde la naturaleza se hermana con el sobrecogedor paisaje. La hidalga Ocaña: blasón de historia y de leyendas, paisajes que parecieran haber sido pincelados por la magia de un pintor enamorado, ciudad de valores arquitectónicos, de calles y rincones con aire colonial, de templos y monumentos, del místico Santuario de Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma. Tierra en donde la hospitalidad de sus gentes y la calidez del clima invitan a quedarse para recorrerla con alegría y espíritu explorador.