Allí sobre la Cordillera Oriental Andina de Colombia, se encuentra edificado, por obra divina y natural, así como por el ingenio humano, este departamento de múltiples bondades para ser visitado y poblado; una región marcada por las luchas de libertad en el pasado.
Y es que la variedad y riqueza de este territorio se deja ver fácilmente en sus páramos, en los ríos que lo bañan, en la diversidad de sus pisos térmicos, que van desde el cálido de sus valles hasta el frío de sus alturas, así como en la generosidad, pujanza y nobleza de sus habitantes.
Además de la naturaleza viva también existen atractivos de tipo cultural, tradicionales y festivos que se convierten en voces que seducen las miradas de propios y extraños. Un espacio de plenitudes, un área geográfica compuesta de tesoros escrutables. Un Norte de historia, de calles empedradas, que contrastan con vitrinas adosadas y vestidas con elegantes trajes y variados artículos; con una gastronomía que es mucho más que hablar de recetas; es tocar y adentrarse en toda un tradición que le da punto y sazón a la enorme riqueza cultural gastronómica de esta región.
