Chinácota: remanso de paz que invita a deleitarse con su agradable clima, a extasiarse con la singular geografía del bosque alto andino en el páramo de Mejué, a conocer el misterioso cerro de La Vieja y a visitar el místico cerro de Las Tres Cruces. Morada del insigne general Ramón González Valencia y espacio de la patria en cuyo seno se materializó el Tratado de Paz de Chinácota por el cual se puso fin a la Guerra de los Mil Días. Lugar de gente amable, alegre y entusiasta, cuya riqueza cultural, tradiciones y leyendas se manifiestan en sus afamadas fiestas patronales de San Nicolás.

Durania, la tacita turística y cafetera de Norte de Santander, es un acogedor rincón del departamento en donde entre montañas, valles, lagunas y quebradas se levanta un pueblo habitado por gente amable, trabajadora y cordial. Su templo parroquial, el parque principal, la laguna La Barca, la piscina olímpica y el agradable clima, la convierten en parador turístico por excelencia.
A pocos kilómetros de Durania se encuentra La Donjuana, lugar para disfrutar y descansar, zona donde la cultura indígena, las leyendas y los mitos permiten recordar la historia de los antepasados. Espacio en el que se mantiene la tradición religiosa y en donde las tradiciones forman parte de la esencia cultural de sus habitantes.

Bochalema, territorio de ancestros indígenas enclavado en las montañas de Norte de Santander, zona bañada por ríos y quebradas que invitan a la aventura y al encuentro con la naturaleza. La sombra del centenario samán, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y las aguas termales, permiten vivir agradables momentos para el bienestar y la salud.